Estamos en la Tierras de la Ribera del Duero y muy cerquita de dos enclaves muy relevantes en la historia y también en el acerbo cultural y patrimonial de la provincia de Soria: Berlanga de Duero y El Burgo de Osma.

Hoy Gormaz es una pequeña aldea donde habita un reducido número de vecinos. Seguro que nunca fueron muchos, pero sí relevantes en el control estratégico que la línea que el río Duero trazó entre reinos medievales. Es evidente que el río y el espectacular altozano dominando el llano de riberas y horizontes, fueron germen de este asentamiento histórico donde quizás hubiera un lugar por el que vadear el cauce.

Tenemos noticias históricas de Gormaz desde el siglo X cuando la población se situaba a los pies del cerro y se construyeron numerosos castillos y atalayas árabes entorno al Duero. La más imponente la fortaleza de Gormaz fue mandada construir por el califa Alhakem II. Es la más extensa de Europa en su época y fue emplazamiento que alternó dominio de los distintos reinos que se instalaron o quisieron hacerlo por estos pagos.

Hacia el oeste del caserío de mampuesto y tierra y a los pies del castillo una ermita, de las cuatro parroquias que tuvo Gormaz, pervive mostrando la humildad de una fábrica que oculta uno de los tesoros pictóricos más sobresalientes del Románico hispano. La ermita de San Miguel conserva murales realizados al fresco-temple contemporáneos de las pinturas de San Baudelio en Casillas de Berlanga, y Maderuelo en la vecina Segovia. Trilogía de color en las extremaduras castellanas.

De camino a San Miguel la antigua iglesia de Santiago mantiene en pie los muros románicos albergando ahora el cementerio de la localidad.