Los ríos Alhama y Montes esculpen y sortean una intrincada orografía en en las Tierras Altas de Soria. Entre ambos cursos fluviales un puntiagudo cerrete descuella en el paisaje dominando el paso abierto en las riberas entre los reinos medievales de Navarra y Castilla.
Estamos en el extremo nororiental de la provincia de Soria donde el paraje, la ubicación del castillo y las construcciones románicas, nos hablan de la importancia que tubo Magaña como cabeza de la Comunidad de Villa y Tierra de su nombre; una de las más exiguas en aldeas de la Extremadura castellana en el Medievo, pero donde hoy castillo, caserío y paisaje sorprenden, sin duda, al viajero.
El castillo, probablemente construido en el s. XV y uno de los mejor conservados de la provincia, señorea la localidad y los testimonios conservados de las seis parroquias románicas con que contaba la Villa.
El castillo ha experimentado sucesivas reformas en las que se utilizaron distintos tipos de fábrica, desde la mampostería al tapial. La fortificación pudo contar con un triple recinto, de los que el interior sería el de mayor antigüedad. En el patio de armas un aljibe circular excavado en la roca cubierto con bóveda de cascaron y muros impermeabilizados con cal, almacenaba el agua para las necesidades de abastecimiento del fortín.
La planta casi cuadrangular del recinto interior se refuerza con torres circulares en dos de sus ángulos; en el occidental se levantó la torre del homenaje con remate almenado. Un nuevo recinto amurallado circunda la construcción primigenia con siete cubos de refuerzo en ángulos y paños.
Es uno de los castillos señoriales más representativos de las construcciones defensivas del s. XV en la provincia de Soria. Su ubicación entre cerros y altozanos de las sierras en las Tierras Altas propone al viajero una parada obligatoria en el recorrido por las fortalezas sorianas.