27 Oct Cementerios con historia en la provincia de Soria, misterios y curiosidades
Siempre es un buen momento para recordar a aquellos que viven en nuestro corazón y como decía Antonio Machado “subir al Espino a visitar su tierra”.
Hay cementerios hermosos y arte funerario que apenas visitamos. Vamos a recorrer algunos de los camposantos con historia de la provincia.
En Soria, se encuentra el cementerio del Espino, aunque hay numerosos ilustres en él, la tumba de una joven soriana es la más visitada. Machado lo inmortalizó en su poesía: “A José María Palacio”.
En “su tierra” nunca faltan flores, como le solicita a su buen amigo en un precioso poema en forma de carta, que tras una elogiosa evocación a la primavera soriana le pide flores para Leonor.
En Duruelo de la Sierra, a los pies de los Picos de Urbión, se encontraron en los años sesenta del siglo XX, más de un centenar de tumbas en torno a la Iglesia de San Miguel Arcángel. Esta gran necrópolis tiene tres tipos de enterramiento: excavadas en la roca, tumbas en laja y sarcófagos, datadas entre los siglos IX-XIII.
Santa María de Huerta, en el sur de la provincia, creció alrededor del gran monasterio cisterciense. En el interior de este notable edificio, numerosos estilos arquitectónicos destacan en el silencio propio de la orden monástica.
El cementerio de la localidad se encuentra junto al Monasterio y, en el claustro gótico, hay numerosos arcosolios que sirven de enterramiento para caballeros y nobles. En el altar mayor de la iglesia, se encuentran las sepulturas de Don Rodrigo Jiménez de Rada y de San Martín de Finojosa.
Medinaceli, en Sierra Ministra, y Vozmediano a los pies del Moncayo, fueron en otros tiempos tierra de frontera. Más de cien kilómetros separan las dos localidades y el uso de sus castillos como cementerios los une.
Cuando estos edificios defensivos dejan de ser necesarios, algunos caen en el olvido y otros pasan a ser útiles prestando otros servicios.
En San Esteban de Gormaz, el cementerio acoge una obra del escultor segoviano Emiliano Barral, amigo de Antonio Machado. El prolífico representante de la corriente castellana del primer tercio del siglo XX, esculpió en 1919: “Tumba del Adolescente”.
En El Burgo de Osma, se encuentra otra obra de E. Barral (1896-1936), «Relieve de las Tres Virtudes Teologales» , obra de 1920. Barral se formó en el negocio familiar en Sepúlveda fue nieto e hijo de canteros.
En el Burgo de Osma también se puede ver el monumento y la tumba a Victoriano Corredor (1925), otro de los ilustres maestros de esta tierra.
Numerosos son los edificios y muestras artísticas funerarias que hay en la provincia. Más información en www.sorianitelaimaginas.com y en la app Soria guía oficial, (incluye audio-guía).
J.Gonzalo
Posted at 13:15h, 29 octubreEs impresionante lo que dicen, estos lugares tan silenciosos.
Arevako1966
Posted at 16:58h, 29 octubreMuy interesante el artículo y muy bien escrito. Casi nunca prestamos atención a estos aspectos de la muerte o del fin de la vida. Pero estas manifestaciones artísticas funerarias no están exentas de valor artístico o cuando menos de un valor etnográfico de como cada cultura entendía la relación con la muerte.
Ana Bravo
Posted at 12:46h, 30 octubre😍