El nombre de la localidad de Calatañazor tiene origen árabe y su significado se ha traducido como castillo de águilas. La etimología y la topografía del lugar identifican el enclave y el entorno en el que se ubica. Una leyenda sitúa aquí al general andalusí Almanzor en el 1002, recibiendo una terrible derrota por las tropas de Castilla en el «valle de la sangre», allí donde “Almanzor perdió su tambor”.
La ciudadela se asienta en un cerro sobre el cañón que ha tallado el río Milanos y junto a la calzada romana que discurre a escasos metros en dirección a Cesaraugusta o Asturica. Como Villa de frontera y cabeza de la Comunidad de Villa y Tierra que lleva su nombre se fortificó con muralla y castillo y construyó once parroquias, algunas extramuros.
Hoy este Conjunto Histórico, Bien de Interés Cultural, conserva murallas y castillo y el entramado urbano medieval con calles estrechas y empedradas, casas construidas con mampostería y entramado de madera y adobe, chimeneas cónicas fabricadas con la técnica del «encestado» , y soportales donde los lugareños se reunían protegidos de las inclemencias climatológicas y ponían a la venta los productos de la tierra y la manufactura.
Muy cerca de aquí se conserva un espectacular y milenario bosque, el Sabinar de Calatañazor es Reserva Natural y está integrado en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León.
El castillo fecha su origen medieval en el s. XII ocupando la parte más elevada el espolón en el que se asienta la villa; dos siglos después es reformado.
El fortín se organiza en un recinto rectangular con torreones en los ángulos y una Torre del Homenaje en el lienzo oriental. La cerca protectora del bastión se defiende con torres circulares y cuadrangulares uniéndose con la muralla que protege la villa; un foso refuerza la defensa en la zona oriental junto a la población.
La fábrica de la torre del homenaje, recientemente restaurada y accesible para la visita, es la mampostería y los sillares en los esquinales y recercado de vanos; uno de ellos es de tipología gótica nos habla de los tiempos históricos en los que el alcázar tenía función.
La conservación y el cuidado de Calatañazor, su castillo y sus murallas, hacen de esta localidad uno de los pueblos medievales más bonitos y visitados de España. El Románico ha dejado su impronta en la iglesia de Santa María del Castillo, las ermitas de la Soledad y San Juan, el rollo jurisdiccional en la plaza de la villa y las tumbas pétreas antropomorfas conservadas a los pies del castillo, nos hablan de un pasado memorable y cargado de historia que hace de él un escenario inigualable para los productores del mundo audiovisual.