Los orígenes de Langa de Duero pueden remontarse al antiguo asentamiento celtíbero de Segontia Lanka, lugar que acuñó moneda propia entre el s. II y el I a.C.
Por su enclave junto al Duero, río frontera en el Medievo, pudo contar con algún emplazamiento defensivo y de control sobre el río y su vado. El Cid fue su alcaide a finales del s. XI, pero no se tiene constancia documentada de la existencia del castillo hasta el s. XV en relación con la aljama hebrea; periodo en el que el Condestable D. Álvaro de Luna tenía la propiedad de la fortaleza. Posiblemente los monarcas Católicos pudieron hospedarse aquí en su tránsito por esta tierra en los primeros años del siglo XVI.
El Castillo denominado “El Cubo” se alza sobre la cima de un cerro dominando la villa que se apiña a sus pies, y desde donde se puede observar la Sierra de Ayllón o el puente postmedieval sobre los suaves meandros que traza el río Duero a su paso por la localidad langueña.
La construcción defensiva data probablemente de los siglos XIV-XV y lo que hoy conservamos es el testimonio de una pequeña construcción defensiva levantada sobre los restos de una anterior.
Una torre de planta cuadrangular se eleva en sillería casi en 20 metros de altura rematándose con un cuerpo almenado. Tenía la puerta de acceso a unos 3 metros sobre la cota del terreno. En los diferentes cuerpos de la torre se abren aspilleras y cortejadores recercados en sillería.
En la antigüedad disponía de un complejo sistema de galerías subterráneas, hoy ya inexistentes, que pudieron servir de albergue a las tropas, de caballerizas o quizás de graneros.
Actualmente el Castillo de El Cubo se ha recuperado como Centro de Interpretación de la Ruta de las Atalayas, con tres salas musealizadas. Desde el cuerpo superior almenado se pueden contemplar unas vistas espectaculares del puente postmedieval langueño, la vega del Duero y la Sierra de Ayllón.
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VISITA GUIADA: SÍ